EL DIOS QUE YO CONOZCO

3.02. Los cristianos primitivos esperaban la división de Roma

Entre los primeros escritores cristianos, Ireneo de las Galias (siglo II), recurriendo a la profecía para demostrar la veracidad de las Escrituras, enseñaba la misma secuencia de los cuatro reinos y la división del cuarto reino -el romano- en diez partes. Para él, Cristo era la "piedra" profética que descendía del cielo y que hería a la imagen después de la división de Roma.

Tertuliano de Cartago (siglo III) también enseñaba que, en su segunda venida, Cristo destruirá los reinos seculares de la imagen de cuatro partes, y declaraba que lo que se había cumplido en el pasado aseguraba la certeza de los sucesos futuros.

Un clásico expositor primitivo, Hipólito (muerto c. 236), obispo de Puerto Romano, y autor de un notable comentario de Daniel, afirmaba que los cuatro poderes mundiales eran Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Declaraba que su generación vivía en el período de este último reino. También afirmaba que los dedos de los pies de hierro y de barro "que han de venir", en sus días todavía eran futuros, e interpretaba que la piedra que golpeaba a la estatua era Cristo, "quien viene del cielo y trae el juicio del mundo".

Eusebio Pánfilo (siglo IV) obispo de Cesarea y famoso "padre de la historia eclesiástica", también enumeraba los cuatro imperios generalmente reconocidos, y añadía que "después de esos cuatro se presenta al reino de Dios como una piedra que destruye toda la imagen" mediante la intervención divina. Así también su contemporáneo Afraates, el sabio persa, enseñaba lo mismo: que la piedra destructora de la imagen era el reino de Cristo, todavía futuro y eterno.