La aplicación profética, hoy frecuente, del cuarto reino de Daniel 2 y 7 al período helenístico, y por consiguiente del cuerno pequeño de Daniel 7 a Antíoco Epífanes, generalmente se remonta a Porfirio (233-c. 304), neoplatónico y defensor del paganismo.
Alarmado por la difusión creciente del cristianismo, y comprendiendo que la profecía ocupaba un puesto clave en el pensamiento de los cristianos primitivos, Porfirio trato de contrarrestar la fuerza de la profecía de Daniel argumentando que el libro no era una profecía escrita por Daniel en el siglo VI a. C., sino un bosquejo histórico engañoso, redactado por un autor posterior al tiempo de los Macabeos. Esto es, Porfirio afirmaba que el libro había sido fraguado después de que los sucesos históricos tuvieron lugar, pero que habían sido puestos en tiempo futuro como una predicción.
Esta interpretación antagónica no fue aceptada por los cristianos de Occidente, sino que su aceptación se limitó a unos pocos del Cercano Oriente.
En términos generales, la teoría de Porfirio quedo latente hasta los tiempos posteriores a la Reforma, cuando fue exhumada de su oscuridad por Hugh Broughton (1549-1612) de Inglaterra.
Desde entonces se ha difundido mucho (sin duda por ignorarse su origen y verdadero propósito) en el Viejo y en el Nuevo Mundo, para contrarrestar la escuela de interpretación histórica que afirma que el cuerno pequeño de Daniel 7 es el papado histórico que surgió de entre las diez divisiones del cuarto poder - el romano-, y que floreció durante la Edad Media.
Esta teoría de Antíoco Epífanes se ha difundido mucho ahora entre los modernistas y se encuentra en la mayoría de los comentarios críticos.