EL DIOS QUE YO CONOZCO

7.03. Las "setenta semanas" - Los portavoces de la Reforma dan varias fechas para la crucifixión

En los días de la Reforma, Lutero y Melanchton llamaron la atención a la aceptación universal de las 70 semanas como "semanas de años".

Lutero las hacía arrancar del segundo año de Darío, pero colocaba la muerte de Cristo al comienzo de la septuagésima semana. Algunos lo imitaron en esto.

Melanchton las computaba desde el segundo año de Artajerjes Longímano. Las 69 semanas llegaban hasta el bautismo de Cristo, con la crucifixión en medio de la septuagésima semana, tres años y medio después del bautismo de Jesús.

Johann Funck (m. 1566), capellán de la corte de Nuremberg, escribió el más completo y cabal tratado acerca de las 70 semanas que se hubiera compuesto hasta ese tiempo; y quizá fue el primero, en los días de la Reforma, que hizo comenzar las 70 semanas en 457 a.C. y las terminó en 34 d.C. Esto marcó época. Las consideraba como 490 años solares a partir del séptimo año de Artajerjes; y esto lo computaba y lo explicaba.

Georg Nigrinus (m. 1602), teólogo evangélico, ubicaba el período entre 456 a.C. y 34 d.C.; también colocaba la crucifixión cerca del fin.

Heinrich Bullinger, de Zurich (1504-1575), también contaba las 70 semanas desde el séptimo año de Artajerjes, cerca de 457 a.C., hasta cerca de 33 d.C., con la crucifixión de Cristo al final.

Jacques Cappel (1570-1624), teólogo francés, también comenzaba los 490 años en 457 a. C., en el "año séptimo de Artajerjes".

Joseph Mede, en 1638, teniendo en cuenta la destrucción de Jerusalén, computaba las 70 semanas desde 421 a.C. hasta 70 d.C.; pero colocaba la cruz en 33 d.C.

Por el contrario, John Tillinghast contaba 486 años hasta la crucifixión en 34d.C.

Hay pocos cambios en el énfasis y escasos debates en el período posterior a la Reforma.

Johannes Koch, teólogo alemán (1603-1669), terminaba las 70 semanas en el año 33 d.C. William Whiston (imitado por el obispo William Lloyd) extrañamente computaba el período con años de 360 días (que él suponía que eran los que usaban los persas). De esa manera calculaba los 490 años desde 445a.C. hasta algún tiempo después de 33 d.C.

Sir Isaac Newton los hacía terminar en 34 d.C.

Heinrich Horch, la Biblia de Berlenburg, Johann Bengel y Johann Petri, unánimemente colocaban la cruz a la mitad de la 70.ª semana.

Petri calculaba el período desde 453 a.C. hasta 37 d.C.

Hans Wood (imitado por William Hales) lo extendía desde 420 a.C. hasta 70 d.C.

El alemán Christian Thube ubicaba la cruz al comienzo de la última semana, en 30 d. C., haciendo terminar las 70 semanas en 37 d.C. Tal era la diversidad de interpretaciones.

7.02. Las "setenta semanas" - Los expositores medievales continúan las diferencias

Hubo pocos cambios o debates en la primera parte de la Edad Media.

Agustín computaba los 490 años hasta la cruz, declarando que la fecha de la pasión era mostrada por Daniel.

La obra anónima Sargis d' Aberga también extendía las 69 semanas hasta Cristo.

El Venerable Beda seguía la interpretación dada antes por Julio Africano, quien colocaba las 70 semanas desde el vigésimo año de Artajerjes hasta Cristo y su bautismo en la mitad de la septuagésima semana.

Los judíos medievales, Saadia, por ejemplo, entendían el período como 490 años.

En una obra atribuida por muchos a Tomás de Aquino leemos que las 70 semanas eran 490 años lunares, desde el vgésimo año de Artajerjes, con el bautismo de Cristo en medio de la septuagésima semana, y con la cruz cerca de la terminación del período.

Arnoldo de Villanova, médico del siglo XIII, situaba la muerte de Cristo después de las 62 semanas. Claramente éste no era el suceso final, porque colocaba "la mitad de la semana" en el cuarto año después de la caída de Jerusalén (año 70), o sea el cuadragésimo sexto año después de la crucifixión.

7.01. Las "setenta semanas" - Cómputo de los primeros escritores cristianos

Ireneo aludía al "sacrificio y la libación" quitados por el anticristo durante la "media semana".

Tertuliano (m. 240) afirmaba que las 70 semanas se cumplieron con la encarnación y la muerte de Cristo. Sin embargo, comenzaba este período profético con el primer año de Darío y, curiosamente, lo continuaba hasta la destrucción de Jerusalén por Tito. Declaraba que el período fue sellado con el primer advenimiento de Cristo al fin de 62 semanas y media.

Clemente de Alejandría (m.c. 220) también sostenía que las 70 semanas incluían el advenimiento de Cristo y que el templo fue construido dentro de las "siete semanas profetizadas". Judea quedó en paz durante las "sesenta y dos semanas", y "Cristo nuestro Señor, 'el Santo de los santos', habiendo venido y cumplido la visión de la profecía, fue ungido en su carne por el Espíritu Santo de su Padre". Cristo fue Señor durante las sesenta y dos semanas y más una semana, decía Clemente. Durante la primera mitad de la semana gobernó Nerón, y fue eliminado durante la otra mitad, y Jerusalén fue destruida al fin del período.

Hipólito interpretaba las 70 semanas proféticas como semanas de años literales, y hacía que los "434 años" (62 semanas) abarcaran desde Zorobabel y Esdras hasta el primer advenimiento de Cristo; pero separaba la 70.a semana de las 69 precedentes, introduciendo una brecha cronológica al colocar la última semana de años, dividida en segmentos iguales, al fin del mundo. Esta interpretación parece haber hallado poco eco en la iglesia primitiva.

Más tarde Julio Africano contó las 70 semanas desde Artajerjes I hasta la cruz. Decía:

"Por lo tanto, calculando desde Artajerjes hasta el tiempo de Cristo es como se completan las setenta semanas, de acuerdo con la enumeración de los judíos".

Sin embargo, computaba 490 años lunares (que hacía equivaler a 475 años solares desde el vigésimo año de Artajerjes (444 a. C.) hasta el 31 d.C.

Después, Orígenes de Alejandría gran deformador de la interpretación de la Biblia-, extrañamente computó las 70 semanas por décadas, haciendo así un total de 4.900 años, que él afirmaba que se extendían desde Adán hasta el rechazo de los judíos con la destrucción de Jerusalén en 70 d.C.

Después de que terminó el período de los mártires, Eusebio, obispo de Cesarea, claramente presentaba los 490 años desdePersia hasta Cristo, y añadía:

"Es muy claro que siete veces [las] setenta semanas computadas en años dan un total de 490. Ese fue, pues, el período determinado para el pueblo de Daniel".

Extendiendo las 70 semanas desde Ciro hasta el tiempo de Cristo, Eusebio separaba sus partes componentes e introducía una brecha; pero ubicaba la crucifixión en la mitad de la 70.ª semana con estas palabras:

"Una semana de años estaría representada por todo el período de su asociación [la de Cristo] con los apóstoles, tanto el tiempo antes de su pasión como el tiempo después de su resurrección. Pues está escrito que antes de su pasión se mostró durante tres años y medio a sus discípulos y también a los que no eran sus discípulos, al mismo tiempo que, por sus enseñanzas y sus milagros, revelaba los poderes de su Deidad a todos por igual, fueran griegos o judíos. Pero después de su resurrección lo más probable es que estuviera con sus discípulos un período igual a los años... de modo que ésta sería la semana de años del profeta, durante la cual él confirmó "el pacto con muchos", es decir, confirmó el nuevo pacto de la predicación evangélica".

6.10. El "continuo" - Smith vuelve a afirmar el parecer de Miller

La declaración de Uriah Smith acerca del parecer prevaleciente aparece así en la primera edición en inglés (1873) de su libro sobre Daniel:

"El cuerno pequeño [de Dan. 8] simbolizaba a Roma en toda su historia, incluso sus dos fases, pagana y papal. Estas dos fases son mencionadas en otra parte como el "continuo" (sacrificio es una palabra añadida) y la "prevaricación asoladora"; el continuo (asolamiento) significa la forma pagana, y la prevaricación asoladora, la papal. En las acciones atribuidas a esta potencia se habla a veces de una forma y otras veces de la otra. "Por él", la forma papal, "fue quitado el continuo", la forma pagana. La Roma pagana dio su lugar a la Roma papal. Y fue echado por tierra el lugar de su santuario o culto, la ciudad de Roma. La sede del gobierno fue trasladada a Constantinopla. El mismo traslado se presenta en Apocalipsis 13: 2, donde se dice que el dragón, la Roma pagana, dio a la bestia, la Roma papal, su sede, la ciudad de Roma, y poder y gran autoridad, toda la influencia del imperio" (Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Daniel, p. 94).