EL DIOS QUE YO CONOZCO

4.05. Las conclusiones de la Reforma son cada vez más exactas

John Wyclef, profesor de Oxford anterior a la Reforma (m. 1384), identificaba el cuerno pequeño con el papado que surgió en medio de los reinos simbolizados por los diez cuernos. Explícitamente declaró: "Pues así nuestros clérigos se figuran al señor papa".

Lutero y Melanchton no veían con tanta claridad si el cuerno pequeño era la Roma papal o el mahometismo. Pero Virgilio Solis de Nuremberg (m. por 1567) claramente designó al papado como la bestia triplemente coronada, en su magnífico comentario ilustrado.

Después viene toda una sucesión de expositores en Alemania y Suiza, que interpretan lo mismo. Estos llenan la segunda mitad de siglo XVI.

Lo mismo sucedió en Gran Bretaña, a partir de Tyndale, en 1529.

En ese momento la identificación del papado con el cuerno pequeño era virtualmente unánime entre los protestantes.

El primer sermón de Knox, en 1547, fue una notable exposición de Daniel 7, de acuerdo con la Reforma. En ella nombraba a los cuatro imperios.

Presentamos esta declaración:

"En cuya destrucción surgió la última bestia, que él [Knox] afirmaba que era la Iglesia Romana; pues con ningún otro poder que jamás haya existido concuerdan todas las características que Dios ha mostrado al profeta" (John Knox, The Historie of the Reformatioun of Religioun Within the Realm of Scotland [La historia de la reforma de la religión dentro del reino de Escocia], p. 76).

En ese tiempo era común hacer una lista de los diez cuernos con las naciones de Europa. Joye (m. 1553) da la lista típica de los imperios, de los cuales el Imperio Romano es el cuarto, que a su vez se fragmentó, y se convirtió en "Alemania, Inglaterra, España, Francia", etc.

Hay tentativas cada vez más exactas para ubicar el período de los 1.260 años. Benedic Aretius, de Berna, primero lo colocó entre 312 y 1572, y Brocardo, de Italia, de 313 a 1573. Después otros lo ubicaron de 412 a 1672, o de 441 a 1701. El obispo John Jewel, de Inglaterra, sugería que quizá arrancaba de Justiniano, en el siglo VI.